La Acción Católica es una institución fundada el 19 de marzo de 1927 por el Papa Pío XI, respondiendo a la necesidad de presencia de la Iglesia y de defensa activa y pública del espíritu evangélico en el seno de la sociedad, dado los ataques de corrientes antirreligiosas inspiradas en banderas del liberalismo, la masonería, el socialismo o el comunismo. Pocos años después la Acción Católica tiene presencia en nuestro país y en 1931 queda establecida como Institución dentro de la Iglesia argentina.
Su carisma es particular y en ella encontramos diversidad y complementariedad en las vocaciones y responsabilidades asumidas. El acento de la Institución está puesto en la formación de sus miembros, para que hagan fructificar al máximo los talentos recibidos, y en la acción, ya que cada uno de los integrantes debe brindarse en plenitud, con compromiso profundo, conscientes de que se es de la Acción Católica para toda la vida. En este momento la formación se lleva a cabo a través de grupos compuestos por varios integrantes (entre cinco y diez es lo ideal), que se reúnen generalmente cada quince días, trabajando sobre cuadernillos preparados por un equipo diocesano, con temas actuales, valores, conductas, etc. También se organizan retiros, talleres y charlas, siempre abiertos a la comunidad y que son enriquecedores ya que actualizan las enseñanzas de la Iglesia. Cada uno de nosotros vivimos en el mundo y para dar testimonio nuestra vida debe ser coherente con el mensaje del Evangelio, abandonando la individualidad, poniendo en primer plano los intereses comunitarios e interpretando a la comunidad como signo vivo y presente, en torno a Jesús. Como miembros de Acción Católica debemos saber a quién estamos siguiendo, cómo y porqué, convencidos que pertenecer a esta Institución no es simple servicio: es vocación y compromiso.
En la Iglesia se está dando un nuevo impulso al nacimiento y desarrollo de diversos movimientos, asociaciones y grupos laicales diferenciados entre sí por su configuración, por el camino a seguir y por su forma de operar la Fe y transmitir el mensaje de Cristo. Dentro de esta diversidad, la Acción Católica encuentra su lugar y su manera de aportar a la comunidad su experiencia como movimiento organizado, su formación para la misión y su compromiso con ella. Así vemos en varios movimientos eclesiales, dirigentes y responsables que han salido de las filas de la Acción Católica, poniendo su capacidad y disponibilidad para cooperar con otras formes de apostolado. Pastoral de la Mujer es, por ejemplo, un desprendimiento de Mujeres de Acción Católica, con una problemática diferente e inquietudes distintas, pero siempre resueltas a la luz de la Palabra (Ver página). También en Cáritas, en Movimiento Familiar Cristiano, en Catequesis Bautismal, la impronta de la Acción Católica está presente, ahí donde hace falta, promoviendo una misión integral y transformadora.